Nos suena como a final de la existencia a la que todos esperamos llegar.

¿Será por eso que no deja de encarecerse la LUZ o, simplemente lo es por la desfachatez de algunos?

Titulares como estos, se advierten cada día en los periódicos del país:

«Ribera reconoce que la luz subirá un 25% este año y avanza cambios en la tarifa regulada»

«Ribera ha descartado una intervención pública para fijar precios máximos o mínimos a cualquier tipo de energía en el mercado mayorista»

«El precio de la luz revienta en agosto con ocho máximos: 130,53 euros/MWh este martes»

«La subida de la luz dispara la inflación en agosto al 3,3%, su máximo en casi una década»

Thomas Alva Edison, Benjamín Franklin y/o Nikola Tesla (todavía estamos discutiendo cuál de ellos la inventó, la electricidad) no se hubieran imaginado nunca en el lío en el que nos han metido. El hombre, dependiente por naturaleza, ha sido presa fácil de este invento que nos ha fascinado, al principio y dominado actualmente. ¿Quién nos lo iba a decir?. Resulta que ahora se ha convertido en un bien de «primera necesidad»; del que no podemos prescindir y del que no nos pueden descartar.

Personajes, sabedores de esto, se han posicionado al frente de los «surtidores» de electricidad y nos tienen cogido la vida por los huevos, tal cuál. Han sabido rodearse de politicastros con influencia que pueden dominar su (y el nuestro) mundo y los están convirtiendo en, poco menos, que intocables.

Nuestro sino está en que dependemos tanto de la LUZ como de los que pueden (o podrían) ponderar sus precios. ¡¡¡AVIADOS ESTAMOS!!!.

(Significado de «estar aviados»: fam. Estar rodeado de dificultades y contratiempos).